EL MONASTERIO DE SAN JUAN DE NARANCO, CAUSA DE CONFLICTOS
Durante muchos siglos, existió en términos de Espinama, en las proximidades de Fuente Dé, el monasterio de San Juan de Naranco. De hecho, su entrada en la historia es prácticamente simultánea a la de Espinama ya que si la primera mención escrita que se conserva de Espinama es del año 930 la de Naranco es del 932. Y el monasterio siguió existiendo, aunque las últimas décadas muy de capa caída, hasta que las leyes desamortizadoras de los años 1830 acabaron definitivamente con él.
La historia de este monasterio de San Juan de Naranco ha pasado un tanto olvidada, dejado en un segundo plano ante la importancia de los de Santo Toribio y Piasca, situados ambos en la misma comarca de Liébana. Sin embargo, fue el único de las decenas de monasterios existentes en Liébana en la Alta Edad Media que no fue absorbido por alguno de los dos citados. No sólo eso: mientras el monasterio de Santo Toribio pasó en 1183 a depender del monasterio de San Salvador de Oña (Burgos), convirtiéndose en priorato suyo, repitiendo lo sucedido con el de Piasca, que ya desde el año 1078 era priorato del monasterio de Sahagún (León), el monasterio de Naranco se mantuvo independiente hasta el siglo XVII, cuando fue concedido al nuevo Convento de San Raimundo que se instaló entonces en Potes.
Esta concesión supuso que los pleitos que venía manteniendo desde hacía muchos años con el Concejo se intensificaran. Hoy voy a detenerme en una de las manifestaciones de este conflicto.
Es en 1623 cuando el rey Felipe IV escribe a su embajador en Roma, el Duque de Alburquerque, comunicándole que ha hecho gracia del, entonces ya, Priorato de Naranco al Convento de San Raimundo (CSR) de Potes, que había sido fundado pocos años antes, y le pide que obtenga del Papa la consiguiente bula de anexión, que el Papa concedió. Cuando en 1628 el Concejo de Espinama se entera de que el CSR, queriendo hacer uso de la concesión, ha solicitado tomar posesión de Naranco sucediendo al licenciado Gómez de Linares, que era entonces prior, inicia un pleito, temeroso de que el Convento le privara del uso de numerosas fincas propiedad de Naranco, y en particular de las de la Vega de Naranco. Este pleito se prolongará doce años, en los cuales hubo fases de mayor entendimiento y otras de mayor tensión entre Concejo y Convento.
Uno de los momentos más tensos tuvo lugar en 1629, a raíz de la muerte de Gómez de Linares. El Convento de San Raimundo pretende entonces enviar alguno de sus monjes a tomar posesión de Naranco pero «al punto que murió Gómez de Linares se pusieron en armas los de Espinama y se hicieron fuertes dentro de la casa e iglesia de Naranco, para estorbar al Convento la posesión aunque fuese a costa de sus vidas».
Según un testigo presentado por CSR, vecino de Bedoya, en el pueblo tan pronto como tuvieron noticia de la Bula de unión tocaron a concejo y salió ordenado que «a sangre y fuego se defendiese el que no tomase la posesión» el Convento. Parece ser que el pueblo instaló guardas, de día y de noche, con lanzones y otras armas a las puertas de la iglesia, estando cerradas y atrancadas las del Priorato. Por CSR se dirá en 1641 que «tenían cercada la iglesia y sitio del dicho Priorato con más de cincuenta hombres bien armados». Es muy probable que el topónimo "El Campo" tenga relación con el campamento que con tal motivo se debió establecer.
Pasados quince días, el concejo envió dos emisarios a hablar con el prior del CSR poniéndole trece condiciones para aceptar la unión, diciéndole, según la versión del Convento, que si no las aceptaba los vecinos estaban dispuestos a «matar a palos» a quien fuese a tomar posesión. Estas condiciones limitaban notablemente la capacidad del CSR de gobernar Naranco ya que incluían, entre otras cuestiones, que no se hiciera más edificio que el existente, que el capellán que pusieran no fuera fraile, que la hierba de la Vega se siguiera dando en renta al precio estipulado al Concejo que después lo repartía en adras entre los vecinos, o que el CSR tuviera allí, como máximo, 50 carneros, dos bueyes y una cabalgadura.
Finalmente se acordó firmar la concordia o transacción con las trece condiciones, y el CSR tomó posesión de Naranco para lo cual un mozo entró al Priorato a través de una escala para quitar los cantos que habían colocado dentro. En consecuencia, el Concejo retiró el pleito que había iniciado. Parecía solucionado el conflicto pero, apenas unos meses después, en enero de 1630 el CSR alega, respecto al acuerdo, que «fue forçado a hacerle por las estorsiones que los vecinos le hacían impidiendo la posesión del dicho Priorato», por lo que se reinician los pleitos. En 1640 la sentencia definitiva confirmaría, con alguna matización, aquella concordia.