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HABLANDO CON... LINES PÉREZ




El 10 de octubre de 2010 mantuve con Lines Pérez, que tiene 92 años, esta conversación. Es un poco larga pero creo que merece la pena:

Lines Pérez. Pulse para ver la foto a mayor tamaño


Lines fue a la escuela a la Obra Pía, en Espinama. Recuerda a las maestras doña Lola y doña Josefina. De su paso por la escuela empezamos a hablar:

- Los jueves teníamos clase de costura y resulta que llevábamos unas cajas de membrillo para meter la labor y las tapas al cerrarlas y eso armaban un alboroto las latas, para cerrar las cajas… Y resulta que yo estaba así y las ví a todas así, tan, tan.. cosiendo, todas, todas, y yo levanté la cabeza y las ví a todas con la cabeza baja, cosiendo, y.., la maestra también con la cabeza gacha, y dije yo "¡¡Recogerrr!!", como la maestra, y todas se pusieron a recoger
- Pensaron que había sido la maestra.
- ¡Claro! Como yo dije ¡Recogerrr! .
- ¿Y la maestra?
- Al ver el alboroto y que doblábamos la labor, y al meterla en las cajas, entre la tapa que metía ruido y… porque no encajaban, eran de estas que estaban sueltas,.. Levanta la cabeza la maestra y dice sorprendida: "Pero bueno, ¿quién las mandó a ustedes recoger?". Pero las que estaban al lao mío, las brujas de ellas, ¿sabes que hicieron?
- ¿Se chivaron?
- Esas se dieron cuenta que era yo, pero callaron. Y después, levanta la cabeza y dice "Pero ¿qué hacen? ¿quién les mandó recoger?". Y dicen las que estaban al lao mío "¡Fue Lines, fue Lines!" "Pues que venga para acá Lines" Y me dio unos buenos reglazos.
- ¿Esa era doña Lola?
- Ya no me acuerdo. Sí, era doña Lola. Me acuerdo de ella, oye, el físico de ella, era gordeta
- ¿Era mayor?
- Bueno, regular… Era de Cabezón de la Sal.

Y recuerda:
- Cuando entrábamos a clase teníamos que ir donde ella y decirle "Buenos días ¿cómo está usted?" De la puerta a la mesa donde estaba ella.
- ¿Qué tal se le dieron los estudios?
- ¡Bueno! No estaban tan orientados los alumnos como están ahora. Te daban el libro y allí lee
- Y entonces eran muchos alumnos ¿no?
- Muchos.
- ¿Niños y niñas juntos?
- No, separados.
- ¿Cómo cuántas eran?
- Ya no… pero muchas… veintitantas. Antes los matrimonios tenían muchos hijos
- ¿A qué años dejó la escuela?
- A los quince años, me parece que.
- Y después ¿qué hizo?
- Lo que me mandaban mi padre y mi madre.
- ¿Ayudarles en el campo?
- Ayudarles en el campo, ir con las vacas y con la cría… hacer lo que me mandaran.
- Por ahí pasaría algún susto bueno ¿o no?
- No. Pero y ¡cómo trabajábamos oye! Me acuerdo una vez, esto era cuando la guerra, que mis hermanos estaban en la guerra, a Ángel le cogió el último año, y resulta de que teníamos un prado en Remoña muy grande y yo iba todos los días, todos los días sin amanecer a La Serna, a ordeñar, teníamos allí las parejas, y me acuerdo un día que fui como todos los días y después bajar con la leche y estaba mi madre esperando con el almuerzo ya preparau para que cogiera el almuerzo y llevársele a mi padre a Remoña.
- Así que de La Serna a Remoña….
- Y llegar y no sentarme más que ese momento que mi padre almorzaba. El desayuno aquí le decíamos almuerzo. Nos sentamos en una piedra redonda que había allí y allí me senté un poco mientras almorzaba y después coge el rastro y ponte a atropar, porque mi padre en aquella época segó todo el prao, que tenía ya 65 años o más, y era muy grande y yo le atropé y encima yendo todos los días a La Serna y después estar todo el día yo atropando y mi padre segando. Mi padre ponía.., verás, teníamos unas patatas muy buenas, se llamaban de dos cosechas, y eran buenísimas, por aquella época ya las teníamos en el huerto y mi padre en una lata de cuarto de arroba, de esas de aceite, de Fígaro, pues… teníamos una fuente allí al lao del prao, y yo pelaba las patatas, las lavaba y traía el agua y después mi padre las ponía a cocer y las echaba allá tocino y un pocu pimiento a cocer con las patatas. Yo, en mi vida, he visto unas patatas que más me gustaran que aquéllas. ¡Cómo me gustaban! Y andaban las bolinas.. porque atizábamos con árgomas y la olla sin tapar porque no había tapadera y la bolina por encima de la.. Unas patatas que yo siempre me he acordado de ellas, de lo ricas que eran, como un manjar. Eran muy buena clase de patata; eran frescas y buenísimas.
- Y que habría hambre también
- Claro. Pero es que como era el prao tan grande estábamos toda la semana y todo de merienda no podía ser; había que comer algo caliente
- Y lo hacían allí
- Pues después comíamos y otra vez a atropar y mi padre otra vez a segar. Toda la tarde. Y después calcular el tiempo para volver a La Serna a ordeñar. ¡Fíjate lo que andaba! De La Serna a Remoña
- Buenas palizas
- ¡Madre! Eran unas palizas terribles, terribles, terribles. ¿Cuántos kilómetros andaría yo? ¡Y sin parame más que para comer!

Y sigue:
- Otra vez me pasó otro caso, que resulta que nos corrieron la muda y resulta que se nos quedó en Áliva un añojo, que no vino, y bueno… pues resulta de que, yo vivía con mi hermana, vivíamos las dos solas entonces, era un domingo y después de comer determinamos de que fuera a buscar el añojo que estaba en Lloroza todo el verano. Voy para allá y cuando llego a Áliva, oye, que se mete la niebla, y yo sóla, se mete la niebla. Yo salí a Sal del Pozo, porque yo sabía dónde estaba Sal del Pozo, y digo de Sal del Pozo vas p'arriba p'arriba y llegas al camino de Peña Vieja, ese que pasa por debajo de Peña Vieja. Así que yo entre la niebla y subiendo por allá arriba. Ya salí al camino. Yo pensaba que cuando llegara a Lloroza, como sabía que el animal andaba por allí, venga a apillarle "Nin, nin.." y ni "nin nin…" ni "Nin nina". No quiso aparecer.
- Entonces ¿se volvió sin él?
- No, no… Pero es que ya era por la tarde. Yo pensaba "Dios mío, si es que mañana tengo que volver". Y estaba mirando en esa vuelta que hay en el camino cuando se viene del Cable para pasar a Áliva, y dije yo "¿no habrá por aquí, así desviao de la carretera, un hueco, una cuevuca donde me pueda albergar hasta la mañana?" Porque es que yo pensaba que tener que volver a Espinama y mañana a la mañana volver…Y estaba mirándolo pero, de momento, ¿sabes qué? Me acordé que estaba el Chalé abierto y había una señora allí que se llamaba doña Pilar, Pilar Mier, que era de Potes.
- Y fue allí…
- Me acordé que estaba allí y ella a mi me conocía. Llegué y ella estaba sola. Le dije lo que me pasaba que se me metió la niebla y que no veía el añojo y que otro día a la mañana tenía que volver. ¡Ah! Pues me dío cama, me dio de cenar y de almorzar. Y a otro día estaba buenísimo el día, escampao
- Y apareció el añojo rápido
- Sí, sí, enseguida fue allí. ¡Le eché mas pestes…! Estaría bien cerca de él y no quiso acudir a la sal…pero yo sola…
- ¿No tenía miedo, entonces?
- No, no tenía miedo porque no era así como ahora que hay mucho turismo, no había…
- Pero por esos años ¿no andaban Juanín y los del monte?
- No, fue más tarde; eso fue más tarde. Esto era en plena guerra.
- Después, ¿Usted tuvo ganado siempre?
- No. Yo después me quedé sola porque mi hermana se casó, me quedé sola y resulta que yo había aprendido a coser y me dediqué a ser modista y me defendía. Ya lo de la ganadería quedó…
- Mucho mejor la costura, claro
- ¡Claro!
- ¿Y trabajo no le faltaba?
- No, no faltó porque antes se cosía mucho, no era como ahora que se compran las cosas… entonces todo tenía que hacerse
- ¿Para los vecinos o venía también gente de fuera para que les cosiera?
- Buenu. He cosido hasta para Portilla. Y una vez estuve en Dobres un mes, que una que conocía me solicitó que a ver si podía hacerle el favor de que fuera a Dobres a coser un mes. Y fui a Dobres a coser un mes. ¡Y fui andando y vine andando! Y ese día de andando no te lo pagaba nadie
- Andando ¿por dónde? ¿bajando a Potes y luego por el otro valle?
- Íbamos a Cosgaya, de Cosgaya a La Collá y de La Collá a Cereceda, a Bores y esos.. y después por la tarde subir con los de Potes, los que venían de Potes, era un lunes, subíamos con los de Potes a Dobres que era donde estaba la señora que era de Espinama esa señora
- ¡Ah! ¿era de aquí?
- Era hermana de Mariano Bedoya
- ¿y qué tenía que coser tanto para un mes?
- Porque tenía hijos y marido
- ¿sólo cosas de ella?
- Sí, solo de la casa
- ¿Le pagarían bien?
- No, hombre no. Un duro cada día y mantenida. No pagaban más… si es que era así
- ¿Y a Portilla también?
- A una un abrigo en Portilla. Hice muchos abrigos
- ¿Hacía de todo entonces?
- Sí… También hice muchos trajes de novia
- ¿Con qué tela los hacía? ¿La tela se la daban?
- La tela la daban ellas, sí, sí. Y cuando se casó una que se llamaba Celi, hermana de Quina, que vive en Madrid, no sé si la conocerás, verás, cuando se casó esa, hizo el vestido en mi casa y llevó el vestido de boda de aquí, que se casó en Madrid y le llevó hecho de aquí. Y después le decían las cuñás "Pero no es posible que se le hiciera una mujer de pueblu".
- Entonces había mucho sayal ¿no?
- Yo no. Mi madre. La lana de las ovejas que había en casa pues lo lavaban y después lo cardaban y después lo hilaban. Hacían muchos ovillos, muchos ovillos y después lo mandaban al atallador. Y hacían la manta del sayal y sacaban los escarpines
- Vd. entonces era con las telas. ¿Lana y eso no?
- No yo a los escarpines no me metí; era mi madre. Yo era telas que te las traían ellas las telas
- ¿Y hasta cuándo siguió cosiendo?
- ¡Ah! Después ¿sabes? Me metí a.. que me había arreglado algo mi hermano la casa y después había unas de Madrid (Tivitas y Angelines y esas) y me dijeron que si podía tenerlas en mi casa. Y las tuve. Después me dediqué a eso, a tener pensión. Y comían allí y dormían allí. ¡Ah y iban curas!
- ¿En qué año fue eso? ¿A partir de cuándo?
- Era el año setenta y algo. 72, 71…
- ¿Compensaba más eso que lo de la costura? Bueno, claro, que ya por entonces la gente también empezó a comprar…
- Entonces ya aflojaba lo de la costura. Y después tuvi pensión y también tuve dos sobrinos que se vinieron de Méjico a España, que los traeron a estudiar y estuvieron casi nueve años conmigo. Así que… ¿qué te parece? Y ya he ido tres veces a Méjico.
- ¿A ver a la familia?
- Sí, sí
- ¿Le gustó el país?
- Bueno… Muy buen país pero muy mala gente
- ¿Mala gente?
- De tó habrá pero muchas… No había esa tranquilidad y esa cosa… Hay muchos atentados, muchos secuestros y muchas cosas
- ¿Qué estuvo, en la capital o…?
- En la capital.
- ¿Qué tal les va allí?
- Bien…. Así que la vida así se desarrolló la mi vida.
- ¿Y cuál es el secreto para estar a los 92 años tan bien?
- Pues, mira… Bebo un vaso de agua todos los días en ayunas
- ¿Desde siempre?
- Desde siempre… porque es que a mi me quitaron un riñón también. Y sin el riñón hacía tó eso
- ¿Se lo quitaron de joven?
- Tenía 40 años cuando me le quitaron
- Entonces ¿el secreto es el vaso de agua? ¡Algo más habrá!
- Una vida sana. Como las cosas sin sal… pero por mi propia.. eso ¿eh? Y comer cosas sanas y mucha verdura. ¡Tenía una huerta! Tenía zanahorias y de tó. Acelgas y judías verdes y patatas y de tó. Y yo comía muy sano. Y comía poca carne
- A lo largo de su vida, ¿ha cambiado todo no?
- Es verdad.
- Lo que más echa de menos ¿qué es?
- ¿De lo de antes? A mi padre y a mi madre. La convivencia cuando tenía a mis padres. Los hermanos
- ¿Y de lo que es del pueblo?
- Ná porque antes había mucha miseria, mucho trabajo y mucho…. Había quien iba a servir por 25 ptas. al mes. Eso antes de la guerra ¿qué te parece?
- Entonces, ¿todos los cambios han sido a mejor?
- Yo creo que sí. Sí.
- ¿No se ha perdido también unión entre los vecinos o cosas de esas? ¿O había de todo?
- Unos nos queríamos más que otros pero yo nunca me metí con nadie. Yo tengo la satisfacción de ¿sabes de qué? De que yo nunca he hecho mal a nadie. Yo nunca he hecho mal a nadie. Nunca, nunca… Y he hecho muchísimo bien
- Teniendo la conciencia tranquila…
- Sí, sí. Pero a mi me lo han hecho porque muchas veces digo yo "yo no me meto con nadie y lo que han hecho conmigo". Eso lo digo yo muchas veces porque es verdad. Yo nunca, nunca, nunca… y a mi me hicieron perrerías. Yo no sé porqué.
- ¿Ha tenido la casa siempre ahí, donde la tiene ahora? ¿Nació ahí?
- Nací en una que teníamos ahí… que le tocó a Pepe y después la cambió en Pido y eso.

Cuando ya estoy para irme, surge otro tema:
- He adornado más de 20 años la iglesia con flores, que tenía yo unas dalias guapísimas y hacía 8 o 9 tiestos. Empezamos a hacerlos Sabina y yo, porque no se qué acontecimiento había que dijeron que se adornara la iglesia y la adornabas pero después había que ir a quitarlas y digo pues ya que venimos a quitarlas vamos a poner otras y como eran cosas que las hacíamos con gusto pues…seguíamos. Ya no lo hago.
- Entonces en la iglesia se hacían muchas más cosas ¿no?
- Sí, en octubre, el rosario… y versos yo cuando era niña
- ¿Se acuerda de alguno?
- Sí.
- A ver
- Si yo pudiera expresar lo que siente el alma mía, cuántas cosas te diría mi presencia al llegar, pero me he de contentar con decirte solamente que te amaré eternamente y te doy la siempreviva como la flor expresiva de mi cariño firmemente ¡Viva María! [exclamación que realiza alzando el tono, con gran fortaleza de voz]
- ¡Muy bien! Y alguna más sabrá
- No me acuerdo.
- ¿Y la misa retorneá?
- Ah, sí, que la cantaba Saturnino y Camacho y unos cuantos. Kiris, Kirileisón, kirileisón [entona ligeramente] Muy retorneás, muy canticás.

Y también recuerda…
- Un día vi que los mozos estaban de ronda por la calle y se ponen a cantar allí, al pie del mi corredor y empiezan a cantar y cantaban: "En España ya no hay quien planche, se murió la planchadora y ahora solo planchan las modistas que planchan la moda y de todas las modistas Lines es la más hermosa y por eso los mozos venimos a echarla la ronda. Alé morena". Que no me faltaron nada, nada, nada.
- ¿Los conoció?
- Uno era Paco que le llamaban "el pastor", que cantaba muy bien. Y otro Féliz y otros, toda aquella pandilla. Y otra vez, verás… Estaba yo en la cocina cosiendo (yo tenía una máquina de coser en la cocina) y de repente, otra vez, era sábado, los mozos por allí de ronda. ¡Madre mía! Bueno, yo, claro, tenía luz en la cocina y siempre por las ventanas se ve que hay luz, y digo "¡Ay madre, ya andan por ahí los mozos! Igual me van a molestar como ven que…". Igual eran las 11 o las 12 de la noche, como estoy todavía de eso, igual dicen alguna tontería. Bueno pues estando así en la cocina, sentía ruido, hablar, hablar y ya siento, me arrimé así a la balconeta de la cocina, como si estuvieran subiendo o queriendo subir a la balconeta. Y ya me di cuenta que sí, que… ¿Sabes que hice? La balconeta tenía un pasador arriba de ¿? Cogí el pasador y de repente hice psi y me presenté y abrí la ventana.. Mira, el de arriba, había uno arriba que era Tomás, el de tío Esteban, se tiró de un brinco al camino y los otros, eran unos cuantos, creyendo que igual les iba a echar agua o algo, en la confusión esa, unos iban p'arriba, otros se tropezaban, otros caían y, de repente, desaparecieron todos y yo estaba asomada a la ventana y les dije "Pero mira qué cobardes" y dicen ellos "Oye, oye que nos ha llamado cobardes" porque como huyeron todos. Sí, sí, huyeron todos. Pensaría que iba a tirarles algo
- Entonces, aunque la pretendieron, Vd. no…
- Bueno… no, porque yo creo que tiene que haber algo de química. Cuando te pretendían, no me gustaba pues no me gustaba. Me llamaba la atención mucho que amigas mías enseguida que les decía alguno algo enseguida los aceptaban. Yo, no.
- ¿Se ha sentido sóla?
- Al principio, cuando llegaba a casa el ver que no te esperaba nadie… Pero... otro caso. Cómo vencí yo ese miedo que yo tenía. ¡Tenía un miedo! Que cuando sentía algo de ruido, yo no sé porqué… Bueno resulta que por la noche ¡un miedo! Que andaban por la calle y ¡un miedo! Digo: "¡Ay madre! Esto no es vivir" Y yo como cosía, pues a la mañana, tenía una balconeta que le daba muy bien el sol y me sentaba allí a coser. Me sentía muy animada, muy eso.., y decía "Pero qué tontería, me decía yo a mi misma, ¿por qué pasaré tanto miedo? Me parecía ridículo que hubiera tenido tanto miedo, estando al sol allí de día. Digo "Tú ya sabes, hablaba conmigo misma, ¡nada de miedo, nada, nada!" Y por la noche, cuando sentía ruido, me acordaba de lo que afirmaba por el día, y como lo decía con mucha entereza y muy convencida… ya después se me quitó.
- ¡Lo consiguió!
- Sí, sí, lo conseguí. ¡Cosas de la vida!

Muchos recuerdos y muchas cosas que contar tiene Lines. Valga esto como buena muestra.


© Gabino Santos