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SEMANA SANTA EN ESPINAMA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII
Las tradiciones de la Semana Santa que llegaron al siglo XX en Espinama están incluidas en esta página. Es posible que buena parte de ellas se practicaran ya en la Edad Moderna, pero lo desconocemos ya que no hay escritos de la época que nos cuenten cómo se celebraba. Sin embargo, sí que hay referencias de un par de aspectos de la celebración de la Semana Santa en Espinama por aquellos siglos, que recojo a continuación.
El primero se refiere al Jueves Santo, día en que se recuerda la Última Cena y la institución del sacramento de la Eucaristía. El culto a ésta fue promovido, de un modo especial, por órdenes religiosas como la de los dominicos, presentes en Liébana en el Convento de San Raimundo de Potes, del que dependía desde 1629 el Priorato de San Juan de Naranco. Una de las formas de ese culto fue la creación de cofradías. En Espinama, en concreto, la Cofradía del Santísimo Sacramento está presente desde la segunda mitad del siglo XVII (al menos, desde 1667), y es en relación con ella con la que aparecen las siguientes alusiones al Jueves Santo.
El Jueves Santo era el día grande de la Cofradía. Ese día se adoraba el Santísimo y se iluminaba con abundantes velas. Son varios los cofrades que, en su testamento, dejan mandas al respecto. Así, en 1689, Alonso Briz manda un añojo de dos años a la Cofradía con la carga de media libra de cera que la Cofradía ha de poner el «Jueves Santo de cada un año para alumbrar el Monumento» desde que el añojo cumpla seis años, encomendando al cura «que es o fuere, tenga cuidado con los mayordomos de dicha Cofradía de hacer que se cumpla».
También Domingo Rodríguez de Cosgaya declara en 1710 haber dado a la Cofradía un buey «con calidad que dichos cofrades le conserbasen y fuesen pusiendo otro con su balor y que con la renta se diesen dos libras de cera para el Jueves de la Zena de cada un año», debiendo poner cera también en las honras fúnebres de dicho Domingo y de su mujer.
Otros espinamenses, sin mencionar expresamente a la Cofradía, también se acuerdan en sus testamentos del Santísimo. Es el caso de Pedro Llorente quien manda en 1682 a su hijo de igual nombre los «pies de avexas» que tiene, con la carga de tener que dar cada año, «mientras no se acabaren», una vela de cera que pese un cuarterón al Santísimo Sacramento para el Jueves Santo. O en 1692 el de Lucía Pérez que manda media libra de cera para alumbrar el Santísimo el «Jueves de la Zena».
Sin embargo, incluso antes de la existencia de la Cofradía, los espinamenses tenían ya devoción por el Santísimo Sacramento como lo prueba el hecho de que en 1640 Ana González mandara en su testamento «una sábana para encerrar el Santísimo Sacramento el Juebes Sancto».
Otro de los aspectos que aparece en la documentación de los siglos XVII y XVIII es el cumplimiento pascual. La Iglesia obliga a confesar y comulgar por Pascua y parece que los espinamenses lo cumplían mayoritariamente, en parte, posiblemente, por la presión social. Lo confirman algunos comentarios incluidos por los curas en los libros de difuntos de la parroquia con ocasión de alguna muerte repentina que no da lugar a que los difuntos reciban los sacramentos. «Avía cumplido con el precepto anual de la Pasqua pocos días antes», dice el cura al registrar el entierro de María Sánchez en 1693 y, en parecidos, términos, al enterrar a Toribio Calvo en 1696 o a Juan Rodríguez de Cosgaya en 1708.
Por último, recojo una mención a la Semana Santa en una escritura de 1640 que puede demostrar que esas fechas, no se quedaban sólo en cultos y ritos sino que también llegaban al interior de las personas. Se trata del apartamiento de la querella que Toribio González de Pascuero, vecino de Espinama, había puesto contra su vecino Pedro Sánchez de Linares por «aver dicho ciertas palabras graves injuriosas contra su buen honor, honra y fama de Marina González de Venito, mujer del dicho Toribio», de resultas de la cual Pedro estaba preso. La causa que alega Toribio para retirar la querella es «ser el tiempo entrado de la Semana Santa».
(Nota: Los textos en cursiva y entre comillas están escritos con la ortografía del documento original)
© Gabino Santos