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ASÍ SE HIZO EL MURO DE LA NOCERA


La Nocera. Pulse para verlo más grande

La Nocera antes del muro. Pulse para verlo más grande En Pido, conectando el barrio de Braniella con la escuela, se encuentra La Nocera, un camino que destaca por las grandes dimensiones del muro que lo sostiene. Este muro fue construido entre 1959 y 1960, como vamos a ver en estas líneas.

Hasta entonces, "En el transcurso de largos años los vecinos de este Concejo especialmente los del pueblo de Pido, han venido sintiendo la necesidad de evitar los peligros que ha ofrecido el camino de mayor circulación dentro del pueblo en el lugar llamado La Nocera". Así lo indica en su comienzo el acuerdo adoptado en el concejo celebrado el 28 de marzo de 1959 en el que "para poner remedio a esta gran necesidad", el presidente de la Junta, Francisco Sebrango, propuso construir el muro, propuesta que fue aprobada por unanimidad por la asamblea de vecinos.

Como vemos en la foto lateral, el camino estaba entonces sostenido por un talud de tierra de fuerte pendiente, en el que crecía la vegetación y del que, muy probablemente, se producirían frecuentes deslizamientos. En el suelo por el que se transitaba había alguna zona con tablones de madera.

Para poner en práctica el acuerdo del concejo, se nombró una comisión de vecinos, presidida por Adolfo Benito Rivas, "con la misión de intervenir en la adjudicación de las obras, dirección e inspección" y en todo lo relacionado con la obra, y se aprobó una hoja, escrita a máquina con fecha del primero de abril de ese año 1959, con el "proyecto y características de la obra a realizar", que incluía los siguientes catorce puntos, que transcribo literalmente:

«1º Se construirá un muro en lugar de la Nocera de 70 metros de longitud por una altura media de 6,30 metros.- En toda su longitud y parte final, incluyendo la parte ya construida[,] se colocarán sobre el mismo unas piedras "defensas" bien sujetas y de una altura sobre la superficie no inferior a 0,60 metros, con una separación entre sí de 1,60 metros.

2º La construcción del muro será de piedra lo más grande posible conforme lo requiere su longitud, altura y forma curvada.

3º Se harán uno o dos nervios interiores en toda su longitud y lugar que el terreno y muro lo requiera con el fin de darle una mayor resistencia.

4º El relleno del muro se hará con piedra perfectamente colocada, para evitar que esta con el gran peso que ha de llevar baje y oprima hacia el exterior del muro. En su parte final podrán echarse escombros de los que salen del cimiento.

5º Se harán unas arpilleras en el lugar que crean necesario para el respiro de las aguas filtrantes.

6º La construcción del muro, arranque y transporte de la piedra será por cuenta del contratista.

7º Los cimientos serán hechos por los vecinos mediante el pago del jornal que se estipule en la primera asamblea.

8º CONDICIONES PARA EL PAGO DE LA OBRA
El pago de la obra se hará en dos veces. La 1ª cuando el muro esté construido a tres metros de altura.- La 2ª el día que los contratistas entreguen la obra totalmente terminada.

9º Los seguros y cargos sociales serán por cuenta y riesgo del contratista.

10º Los anuncios en el B.O. de la Provincia y prensa local, serán por cuenta del contratista a quien se le adjudique la obra.

11º El transporte de piedra en igualdad de condiciones serán preferidos los carreteros del Concejo de Espinama que lo soliciten.

12º La construcción de la obra se hará sin interrupción si las condiciones climatológicas u otras causas de fuerza mayor no lo impiden.

13º Si el contratista adjudicatario una vez empezadas las obras no las continuara hasta su final y se dispusiera a rescindir el contrato cualquiera que sea la causa a excepción de enfer[me]dad grave o muerte vendrá obligado a perder el 25% de la obra realizada.

14º Los pliegos presupuestarios que presenten los contratistas serán cerrados y lacrados dirigidos al Presidente de la Junta Vecinal de Espinama».

Croquis. Pulse para verlo más grande El "proyecto" se completaba con el croquis adjunto, en el que aparece la firma del presidente de la Junta, Francisco S. Sebrango:

Como se aprecia en él, la parte del muro más próxima a la Escuela ya existía. Había sido construida unos años antes por encargo del pueblo por Valentín Sánchez, lo que demuestra que la voluntad de levantar el muro estaba presente desde hacía años.

Ahora, en abril de 1959, una vez tomado el acuerdo, se pone rápidamente en marcha la tramitación necesaria y ya el 20 de abril de 1959 fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Santander un primer anuncio en el que se señalaba que "La Junta Vecinal, en sesión de la Asamblea de vecinos celebrada el día 28 de marzo de 1959, acordó construir un muro en el lugar llamado La Nocera, comprendido dentro del círculo del pueblo de Pido", detallando que "Mide 70 metros de largo por una altura media de 6,30 metros". Y se indicaba que las condiciones y el proyecto podían consultarse en la Junta y Comisión de vecinos, siendo el plazo de presentación de ofertas hasta el 9 de mayo.

No debió presentarse ninguna por lo que en el Boletín del 22 de junio vuelve a aparecer otro anuncio, con algunas variaciones. Así, a las características del muro se añade "un espesor en su base de 1,50 metros, disminuyendo en la altura hasta terminar en 80 centímetros, con una inclinación del 8 por ciento". Y se acota su precio: "El precio máximo será de 300 pesetas el metro cúbico". En esta ocasión el plazo de presentación de presupuestos llegaba hasta el 11 de julio (en este anuncio se incluye también el de la "ampliación y reconstrucción del cementerio").

Finalmente la obra fue adjudicada a Tasio Villa y Vicente Rodríguez, de Camaleño, quienes, para ejecutarla, compraron a Pedro Martínez, el de La Fábrica, un pequeño huerto que tenía al pie de Peña Picuda del que obtuvieron la piedra. De los barrenos para sacarla se encargaba el propio Vicente Rodríguez, que era el herrero de Camaleño. Para realizar el arrastre fueron contratados Vicente Benito, alias "Sopelana", y su hijo Mari, que emplearon una pareja de bueyes, la rabona y una "jarrilla" (narria).

De cavar los cimientos del muro se encargó Fulgencio Salceda, junto a cuatro obreros, entre los que se encontraban Nasié y Jesús Suárez. Utilizaron una sola pareja de bueyes, que enganchaban a dos carros, y que, según recuerda José López, recibió muchísimos golpes en los morros ya que, en la zona de la riega (por entonces, no cubierta), tenían que entrar celando desde abajo al no poder dar vuelta arriba.

La Nocera en 1972. Pulse para verlo más grande Para levantar el muro en si, contrataron a un cantero de Tama, que tenía experiencia por haber trabajado en los muros de la carretera de Piedras Luengas, quien, con su hijo y con dos ayudantes contratados, bajaban la piedra desde donde actualmente se encuentra la "Casa del Toro" hasta el muro. Las tiraban desde arriba y las iban colocando, valiéndose de palancas sobre todo, por lo que no fue necesaria la instalación de andamios.

El muro se hizo en menos de un año y su coste total debió de rondar las 300.000 pesetas de la época, que serían obtenidas por el pueblo mediante la adjudicación de algunas subastas de madera. De hecho, en el mismo Boletín del 22 de junio de 1959, la Junta de Espinama publicó el anuncio de una subasta de 5 robles y 53 hayas, derribados por el viento, que salían por 3.600 y 8.000 pesetas respectivamente.

De la buena construcción realizada da fe el tiempo transcurrido, 60 años, manteniéndose firme y desafiante en su altura. El camino ha experimentado algunas novedades (la instalación de barandillas, para evitar posibles caídas; su asfaltado; el banco colocado a su mitad para aprovechar el buen mirador que proporciona...) pero el muro ahí sigue, como uno de los grandes exponentes de los muros de piedra seca, técnica constructiva que ha sido reconocida en 2018 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La Nocera en 2011. Pulse para verlo más grande



Agradecimientos especiales: Alicia Antón y José López.



© Gabino Santos Briz, 3/7/2020
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