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ESPINAMA EN LA POESÍA

La más famosa de las menciones realizadas a Espinama en poemas es la del Marqués de Santillana en el siglo XV en su serranilla.

Gerardo Diego, el gran poeta cántabro del siglo XX, la tomó de referencia para escribir este breve poema:

LOS ENCUBRIDORES

Ya he visto las flores
de cabe Espinama.
Qué lindos olores
el prado derrama.
A aquel que bien ama,
laureles, favores.

Y a entrambos pastores
de Frama, la fama.
Mozuela de Bores
mordió aquí una rama.
De espino y retama
los encobridores.

También la poetisa cántabra Matilde Camus ha dado

Réplica al Marqués de las serranillas

"Mozuela de Bores
allá do la Lama"
púsote en amores.

Pastora bravía
pura como el prado
que nunca pisado
crece en gallardía
e guarda primores.
Pudorosa llama
non para amadores.

Era muy fermosa,
discreta e consciente;
de alma transparente
como casta rosa.
De tales valores
"cual nunca vi dama
nin otra, señores".

Presto, sin demora,
dixo la beldad:
non quiero, en verdad,
el que aquí, agora,
en estos alcores
do brilla la Lama
me ofrezcais loores,

Mi buen caballero
"tiradvos afuera
dexad la vaquera
pasar al otero;
ca dos labradores"
me piden en Frama
entrambos pastores.

Señor de Mendoza
e de Santillana,
id a otra fontana
que yo soy tan lega
en esas labores
que baño en mi flama
tan sólo las flores.

Y llegó el final
del simple suceso
"sin facer exceso"
porque fue cabal.
Lo afirman doctores
de cabe Espinama
e aldea de Bores.


Cascada que puede ser el nacimiento del Deva

La poetisa cántabra Matilde Camus, en su "Cancionero de Liébana", dedica al río Deva esta poesía:

"En nacimiento genial
surge el Deva de la roca
y la corriente, muy poca,
es delicioso panal.
Va doblando su caudal
libre ya, sin cautiverio;
pasa junto al Monasterio
por ver de besar sus pies
y sin querer, a través,
recibir su magisterio.

A veces hace protesta
de remolino o cascada
y la voz, nunca callada,
se afirma, se manifiesta.
Se va deslizando presta:
es rumorosa en Cosgaya
y por Turieno se explaya
jubilosa, ardiente, fina.
La potencia montesina
en La Viorna se desmaya."


Peña Remoña en primavera, en imagen de archivo. Pulse para verlo más grande

En el mismo libro, Matilde Camus incluye este breve poema, de diez versos, dedicado a Peña Remoña:

Hilando voy alegría
y el corazón me retoña
al ver a Peña Remoña
radiante de mediodía.
Si su fulgor desafía
al brillo de la pradera,
que presume primavera
nítida, recién nacida,
es porque la cumbre anida
dulce paz que reverbera.


© Gabino Santos